UNA HISTORIA NATURAL DE LOS SENTIDOS

EL OLFATO


  Este capítulo habla sobre como el olfato es el sentido primigenio del cual nace el cerebro, sobre como es capaz de conectar el presente con el pasado mediante la gran conexión que tiene con la memoria, transportando situaciones desde largas en el tiempo a momentáneas por muy lejos en el pasado que este, con un simple olor o mezcla de ellos nos los transporta en milésimas de segundo al presente.

El olfato es indescriptible con palabras sin usar de referencia olores ya vividos y aun así no es posible percibir como huele una rosa para alguien que jamás ha sido capaz de olerla, ni con palabras, imágenes o sonidos. Ese olor que nos produce el sentimiento de algo familiar o muy querido para nosotros no será posible transmitirlo a otra persona de ninguna manera especifica, siempre usaremos descripciones como: "Es un olor reconfortante", "Es un olor cálido y embriagador". Esta incapacidad de la lengua para transmitir algo tan aparentemente simple como olores, que no son más que moléculas que entran en contacto con nuestras conexiones nerviosas de la nariz, llamada pituitaria amarilla, hacen a este sentido algo casi mágico y complejo.
El gusto y el olfato están internamente conectados teniendo tanta presencia el olfato sobre el gusto que solo somos capaces de captar el salado, el dulce, el amargo, el ácido y el extraño
umami
,
y el resto de sabores que hacen disfrutar tanto unos espaguetis a la carbonara como un buen vino realmente provienen del olfato que nos deleita con esos aromas que confundimos fácilmente con sabores y convierten esos espaguetis a la carbonara con 5 básicos sabores en un manjar, o ese buen vino del que muchos reconocen los sabores "
amaderados
"
y afrutados que son realmente producto del olfato.

    Por otra parte el poder del olfato para generarnos sentimientos de mil formas como el efecto que causa en nosotros el olor de la persona que queremos, como nos cautiva e hipnotiza, o por el contrario hay personas que conocemos y aunque no huelan mal simplemente no encajan con nosotros y lo detectamos como un olor sin ninguna fuerza, y esto no depende únicamente del perfume que usemos, aunque en primeras impresiones es lo primero que captamos, cada persona tiene un olor propio, una huella totalmente única como si de una huella dactilar se tratara, esto hará que como ya he mencionado, dejemos en cada persona una impresión de la cual puede que la otra persona no se fije explícitamente, pero en el subconsciente deja una impresión gravada. Que esto ocurra no es por causa de las famosas feromonas, las cuales existen y se han aislado y observado, pero únicamente en animales lo cual hace pensar que nosotros los humanos no poseemos estas moléculas, pero sin duda hay algo que nos cautiva y atrapa o por contrapuesta, nos aleja y desinteresa del olor de otra persona. En profundidad este texto me ha hecho darme cuenta de como algo que nos puede parecer lo más común del mundo e incluso pasar desapercibido en muchísimas ocasiones, puede tener tanta fuerza y peso en nuestra vida, en las relaciones personales, en momentos que perduraran infinitamente en nuestras mentes y serán recordados con tal detalle como un cuadro en marcado en el Louvre, y todo eso con un simple olor, un olor que se convierte en momentos del tiempo y decenas de sensaciones y emociones. En algo indescriptible que a partir de ahora me hace ver el mundo con otro punto de vista nuevo en el que por así decirlo se habré otro ojo que en vez de trabajar con luz, trabaja con moléculas y de una forma muy sorprendente. Por Cristian Vázquez García.








Comentarios

Entradas populares de este blog

LA MUERTE A TRAVES DE LOS DOGONES

FRIAS HERIDAS ESTANCADAS EN EL TIEMPO